Las humedades son un problema muy común dentro de las viviendas. Y más allá de afear la estética de nuestra casa, su principal inconveniente que pueden afectar a la resistencia estructural de la misma, haciendo que el edificio pueda presentar daños irreparables. 

Esto hace que sea fundamental saber identificar los tipos de humedades rápidamente, ya que así podremos establecer aquellas pautas que nos ayudarán a acabar con el mismo de manera eficaz. Por eso, en este artículo, vamos a conocer con mayor detalle cómo se forman las humedades y los tipos que existen.

En qué consiste una humedad 

Cuando hablamos de humedades nos referimos a las molestas manchas que suelen aparecer en las paredes, techos y suelos de una vivienda por culpa de la acumulación de agua o de vapor de agua en las mismas.

Las humedades suelen provocar un olor desagradable, además de favorecer la proliferación de moho dentro de nuestra casa. Y, si no se tratan adecuadamente, pueden llegar a dañar la estructura del edificio, provocando problemas graves en el mismo, como puede ser la aparición de grietas o el debilitamiento general de la estructura.

Tipos de humedades en paredes y techos y soluciones 

Las humedades pueden tener distintas causas y, dependiendo de la misma, el tratamiento a llevar a cabo será uno u otro. Por eso, a continuación vamos a ver cuáles son las más comunes junto con sus posibles soluciones.

Humedades por capilaridad

El primer tipo que vamos a conocer es la humedad por capilaridad. Este tipo de humedad se produce porque la pared absorbe el agua del subsuelo, la cual asciende hasta llegar a una altura máxima de metro y medio. 

Para que este tipo de humedad aparezca, el nivel de agua del subsuelo debe ser muy alto, por eso suelen ocurrir en edificios que tienen cerca jardines que se riegan a menudo o en edificaciones que se encuentran situadas sobre acuíferos.

En lo referente a su reparación, la pauta más recomendable consiste en impermeabilizar la pared para que la humedad no continúe subiendo, aunque también se pueden colocar sistemas de drenaje que nos ayuden a evacuar el exceso de agua.

Humedades por filtraciones

En segundo lugar, tenemos otro tipo de humedad que suele presentarse de manera bastante frecuente: las que se producen por filtración. Estas suelen aparecer porque hay una entrada de agua que va desde el exterior hacia el interior del edificio, la cual suele colarse a través de alguna grieta o fisura.

Las humedades por filtración son muy sencillas de reconocer porque producen una mancha húmeda y oscura, la cual puede presentar mal olor con el paso del tiempo.

Con respecto a su solución, consiste en detectar el punto por el cual entra el agua y repararlo. Luego tendremos que dejar secar la zona durante un tiempo para comprobar que todo está bien y que la humedad ha sido arreglada de manera correcta.  

Humedades por condensación

Por otro lado, tenemos otro tipo común de humedad, que es aquella que se produce por condensación. Son usuales en aquellos ambientes en los cuales hay un grado de humedad demasiado elevado, lo que provoca que esta se condense al chocar con una superficie fría creando las gotas de agua que generan la humedad.

De hecho, esta es una de las características que hace que sean fácilmente reconocibles, la aparición de pequeñas gotas de agua en la superficie. 

A pesar de parecer engorrosas, son las que pueden arreglarse de manera más sencilla, puesto que solamente implica usar un deshumidificador que acabe con el exceso de humedad del ambiente.

Humedades accidentales

Finalmente, tenemos aquellas humedades que se producen de manera accidental, bien por la rotura de alguna tubería o por otra avería similar. Esto hace que se expandan rápidamente y requieran también una solución a corto plazo si no queremos que se haga cada vez más grande.

Conclusiones

Como has podido observar, las humedades son un problema más común de lo que parece y podemos encontrar una tipología amplia dependiendo de cómo se produzcan las mismas.

Esperamos que este artículo te haya servido para conocerlas un poco mejor y recuerda que, la mejor forma de evitarlas, es llevar a cabo una buena impermeabilización de las distintas estancias de tu vivienda.

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